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Historia de la Alcazaba

La Alcazaba, cuyo nombre al-qasba significa «ciudadela» o «fortaleza urbana,» fue construida por el pueblo árabe con funciones administrativas, residenciales y defensivas. Abarca una superficie de 14,200 m², de los cuales 7,000 m² son edificaciones, divididas en 3,478 m² para el área civil y 3,516 m² para la zona militar. Ubicada en el cerro que sube hacia Gibralfaro, su planta es completamente irregular, adaptándose a la topografía de la montaña en contraste con los castillos cristianos, que suelen tener un diseño más simétrico.

Periodo Emiral

En el año 755 llega Abd-al-Rahman I a la península comenzando el emirato Omeya, Malaqa es parte de el y es en esta etapa cuando se hace una primera mención de la Alcazaba como fortaleza ya que una fuente menciona que en este siglo VIII se ordena la construcción de una mezquita aljama en su interior. Esta mezquita se piensa que ocupo la planta que a día de hoy es la denominada plaza de armas.

Periodo Califal

En el 929 con Abd-al-Rahman III se inicia el califato de Córdoba. Malaqa sigue siendo fiel al califa y durante los cien años que dura el califato la ciudad vive un periodo prospero pero de esta época en la alcazaba solo quedan algunas zonas con aparejos de sillares a soga y tizón que van a quedar cubiertos por las obras del periodo taifa y posteriormente nazari.

Periodo Taifa

En el año 1014 los gobernantes locales se independizan del poder central y se empizan a formar los distintos reinos taifas. En Málaga el periodo taifa se inicia en 1016 cuando Ibn Hammud desembarca en la ciudad dirigiéndose a Cordoba ejecuta al califa y se nombra el mismo califa. En el 1023 el tercer califa de esta nueva dinastía llamada Hammudí, Yahya, se instala en Malaqa y los Omeyas recuperan Cordoba. Como podemos entender es una época muy inestable, donde la traición y el asesinato es el método habitual para hacerse con el poder, si le sumamos el avance cristiano, entendemos la rápida división del territorio. Estos hechos de que el califa Hammudí  se instale en Malaqa hace que en la Alcazaba se inicie la construcción de la zona áulica, como sede del poder, y se convierte en palacio residencia de los gobernantes de la ciudad. De esta etapa hammudí se conserva la triple arquería con alfiz y la primera Torre del Homenaje.

En el año 1056 el rey Badis, rey de la taifa zirí de Granada, toma Malaqa y expulsa a los Hammudies, anexionándola a su taifa. De esta etapa se tiene mucha información gracias a Abd-Allah, nieto de Badis, que escribe sus memorias. En ellas cuenta como la conquista de la ciudad por su abuelo no fue difícil, pero tampoco muy estable, ya que la población malagueña se subleva queriendo ser parte de la taifa de Sevilla y la resistencia en la Alcazaba es clave para que la ciudad no cambiara de manos.  Badis reforzo la Alcazaba con un doble muro y la dota de todos los avances técnicos y militares de la época, con una vía de escape directa hacia el puerto en caso de emergencia. Construye gran parte de las Fortificaciones de Ingreso, la parte baja de la fortaleza de la Alcazaba, entre los elementos más notables se encuentran la Puerta de la Bóveda y la Puerta del Cristo, ambas en recodo, que aumentaban la defensa de la fortaleza. Badis también reformó el antiguo palacio hammudí, construyendo el pabellón de los arcos lobulados. La Torre del Homenaje también es fortalecida y se establece una puerta en ella que la atravesaba y llegaba a zona de palacio, otro acceso distinto al principal y alejado de la ciudad para poder escapar. Esta puerta en época nazarí se sella y se enmaciza con tapial. De esta época también se conserva el Barrio de Viviendas, dotado de baño y aljibe, que servía para alojar a unos cincuenta cortesanos de alto rango.

En el año 1056 el rey Badis, rey de la taifa zirí de Granada, toma Malaqa y expulsa a los Hammudies, anexionándola a su taifa. De esta etapa se tiene mucha información gracias a Abd-Allah, nieto de Badis, que escribe sus memorias. En ellas cuenta como la conquista de la ciudad por su abuelo no fue difícil, pero tampoco muy estable, ya que la población malagueña se subleva queriendo ser parte de la taifa de Sevilla y la resistencia en la Alcazaba es clave para que la ciudad no cambiara de manos.  Badis reforzo la Alcazaba con un doble muro y la dota de todos los avances técnicos y militares de la época, con una vía de escape directa hacia el puerto en caso de emergencia. Construye gran parte de las Fortificaciones de Ingreso, la parte baja de la fortaleza de la Alcazaba, entre los elementos más notables se encuentran la Puerta de la Bóveda y la Puerta del Cristo, ambas en recodo, que aumentaban la defensa de la fortaleza. Badis también reformó el antiguo palacio hammudí, construyendo el pabellón de los arcos lobulados. La Torre del Homenaje también es fortalecida y se establece una puerta en ella que la atravesaba y llegaba a zona de palacio, otro acceso distinto al principal y alejado de la ciudad para poder escapar. Esta puerta en época nazarí se sella y se enmaciza con tapial. De esta época también se conserva el Barrio de Viviendas, dotado de baño y aljibe, que servía para alojar a unos cincuenta cortesanos de alto rango.

Periodo Nazarí

En 1237, Al-Ahmar entra en Granada, marcando el inicio del reino nazarí, que perdurará hasta 1492 con la caída del último rey, Boabdil. Durante este periodo, la Alcazaba se refuerza significativamente. La Torre del Homenaje se enmaciza y remodela, y sobre los antiguos palacios de la época taifa se erigen los nuevos palacios nazaríes. El cambio más importante en la fortificación ocurre durante el reinado de Yusuf I, quien, consciente de los avances en artillería, ve la necesidad de proteger el punto más alto de la montaña y construye el Castillo de Gibralfaro. Para asegurar un tránsito seguro entre ambas edificaciones, conecta la Alcazaba y el Castillo mediante un pasillo fortificado, conocido como La Coracha, permitiendo que el pueblo árabe se moviera entre ellas sin exposición exterior. Esta obra establece la fortificación más inexpugnable de su tiempo, como confirman numerosas fuentes escritas de la época que la describen precisamente con este término.

Conquista de Málaga

En 5 de Mayo de 1487, un contingente de 12.000 jinetes y 50.000 infantes cristianos llegan a Málaga para conquistarla. Fernando el Católico confiaba en que la ciudad se rendiría rápidamente, debido a varios factores estratégicos. Primero, el impacto de ver un ejército tan vasto rodeando Málaga, unido a las noticias de que otras ciudades cercanas ya habían caído o se habían rendido. Además, el rey empleó una táctica clave: permitir que la población de las ciudades conquistadas se refugiara en Málaga, con la intención de que la ciudad se superpoblara y resultara insostenible el abastecimiento de una población tan numerosa. Sin embargo, no contaba con que un importante contingente de soldados gomeres, liderados por Hamet el Zegrí, se encontraba apostado en el castillo de Gibralfaro. Estos soldados, conscientes de que podían resistir dentro de la fortaleza, mantenían la esperanza de recibir refuerzos desde el norte de África, ya que Malaqa era el principal punto de contacto con dicho territorio. Durante tres meses, los defensores lograron resistir en el interior de la fortaleza, pero, ante la falta de refuerzos y el progresivo agotamiento de las provisiones, un grupo de comerciantes de la ciudad empezó a ganar adeptos para rendir Málaga, actuando a espaldas de Hamet el Zegrí y sus hombres. Finalmente, la rendición tuvo lugar el 18 de agosto de 1487. La población solicitó conservar el estatus de mudéjares, pero los Reyes Católicos, agotados por la larga resistencia, afectados por el atentado sufrido en su campamento, y con la intención de dar un ejemplo a las próximas ciudades por conquistar, rechazaron la petición.

Tras la conquista, la fortaleza quedó en buen estado, lo que permitió a los Reyes Católicos establecerla como base para las últimas campañas contra el Reino de Granada. Posteriormente, el conjunto sirvió como punto estratégico de avituallamiento para las guerras en el norte de África y como una importante defensa costera frente a los ataques de piratas berberiscos.

Siglo XV

Durante el siglo XV, la Alcazaba se convirtió en la residencia del nuevo gobernador, conservando su carácter defensivo y su función como sede del gobierno de la ciudad. El 30 de agosto de 1494, los Reyes Católicos otorgaron a Málaga su escudo de armas, en el cual se incluyó el conjunto monumental como símbolo destacado. Tal era la importancia de esta fortificación para la Corona que, en 1496, se destinó parte del diezmo de la cal, la teja y el ladrillo para su mantenimiento. Entre las reformas iniciales, se facilitó el acceso principal, motivo por el cual su entrada perdió la estructura en recodo original.

Siglo XVII

En el siglo XVII, debido al debilitamiento del imperio español, Málaga se convirtió en una frontera militar estratégica frente a los ataques turcos y franceses. En 1618, un informe del alcaide, y en 1622 otro de Martín de la Roa, confirman el buen estado de la Alcazaba, lo cual permitió que en 1625 esta fortificación sirviera de aposento real al rey Felipe IV durante su visita a la ciudad.

Siglo XVIII

Hacia 1700, la vivienda del alcaide se trasladó a la zona inferior de la Alcazaba, donde se construyeron bóvedas para sostener varias plantas destinadas a la administración militar, y se estableció la residencia del alcaide sobre la puerta de las Columnas. Este cambio en la distribución marcó el inicio del abandono y posterior deterioro de la parte superior de la fortaleza.

En el siglo XVIII, con los avances en las técnicas militares, Carlos III declara la Alcazaba inservible y ordena su desmilitarización. A partir de entonces, los recursos se destinan exclusivamente al Castillo de Gibralfaro, que continúa cumpliendo funciones de acuartelamiento. En 1749, la Alcazaba se transforma en presidio para mujeres de etnia gitana junto a sus hijos, albergando hasta 1,200 personas, aunque solo durante dos años. En 1786, la Alcazaba se transfiere al Ayuntamiento de Málaga.

Siglo XIX

Durante el siglo XIX, la estructura de la Alcazaba comienza a ser ocupada por población civil. En 1820, se documentan 113 viviendas y 431 residentes en su interior. Algunas de estas construcciones se realizaron con licencia, aunque la mayoría eran autoconstrucciones que empleaban materiales de la propia fortaleza. Entre 1874 y principios del siglo XX, las autoridades manifiestan un interés continuo en demoler la Alcazaba para nivelar el monte y abrir un acceso directo entre el puerto y la ciudad.

Siglo XX

A principios del siglo XX, la Alcazaba se había convertido en un barrio marginal, habitado por familias pobres sin acceso a electricidad, agua corriente ni alcantarillado. El proyecto de demolición ganaba cada vez más apoyo, pero en 1931, la Alcazaba fue declarada Monumento Histórico-Artístico y pasó a formar parte del Tesoro Nacional, lo que garantizaba su protección. Esto motivó al historiador Juan Temboury Álvarez a interesarse en el monumento. En 1934 logró que se iniciaran las primeras obras de recuperación. La restauración comenzó en el patio de armas, y pronto el equipo descubrió la magnitud y el valor histórico del monumento, lo que permitió extender los permisos de restauración. En 1937 se actúa sobre el barrio de viviendas de palacio para su estudio y preservación ya que es quizás la parte arqueológica de mayor importancia. Esta zona de viviendas en la actualidad no es visitable, mención especial hacemos en el siguiente enlace barrio de viviendas. Las obras de rehabilitación se prolongaron hasta 1968, cuando finalmente se dieron por concluidas. En 1946, se solicitó al Estado la creación del museo arqueológico de Málaga, y el Ayuntamiento propuso que este se ubicara en los espacios restaurados de la Alcazaba. Así, los visitantes podrían disfrutar tanto del monumento como de una colección arqueológica de la provincia, incluyendo cerámicas y materiales hallados en la propia fortaleza. La propuesta fue aprobada en 1947, convirtiéndose la Alcazaba en museo arqueológico durante casi 50 años, hasta que la colección fue trasladada al actual Museo de Málaga en el antiguo Palacio de la Aduana.

Desde entonces, la Alcazaba se ha mantenido en un proceso continuo de conservación y restauración, lo que permite que hoy podamos visitarla tal y como lo hacemos.

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